miércoles, octubre 14, 2009

ARGENTINA CLASIFICÓ AL MUNDIAL 2010

En el arranque del partido Uruguay salió a "comerse crudo" a los dirigidos por Diego Maradona, presionando en todos los sectores de la cancha y generando situaciones de gol.

Pese a que todos esperaban ese planteo uruguayo, obligado a ganar para esquivar el repechaje y para no depender del resultado de Ecuador, el equipo argentino pareció sorprendido por esta actitud.

En el mismo comienzo del juego Luis Suárez desbordó por la izquierda y llegó a estar cara a cara con Sergio Romero, pero el arquero, cada vez más afianzado como titular, salvó a los de Maradona.

A partir de ese momento y hasta los 20 minutos del primer tiempo todo fue de Uruguay, pelota, tiempo, espacios y situaciones.

Con los dos puntas, Luis Suárez y Diego Forlán moviéndose por todo el frente de ataque, más el acompañamiento y la presión de los volantes, Uruguay arrinconó a Argentina, pero no fue profundo y cuando lo fue falló en el pase final.

Javier Mascherano no podía agarrar la pelota, cuando la tenía Juan Sebastián Verón no tenía opción de pase y los volantes abiertos, Jonás Gutiérrez y µngel Di María, iban y venían sin ton ni son por las bandas, corriendo el aire.

Así Lionel Messi y Gonzalo Higuaín, quienes siempre se trataron de mostrar, fueron "deglutidos" por el fondo uruguayo, que con Diego Lugano a la cabeza se tornó inexpugnable.

Pero esa presión del local comenzó a mermar a medida que crecieron Verón y Mascherano, Martín Demichelis y Rolando Schiavi se ordenaron, Di María insinuó y el partido se emparejó.

Argentina se adelantó en el campo de juego y ya el asedio de Uruguay no fue el mismo y comenzó a ganar el nerviosismo y la tensión en el estadio Centenario.

Por eso, el primer tiempo finalizó en cero, con mal juego, con un equipo con ambiciones, el local, y otro temeroso, el visitante, pero que hasta ahí estaba logrando el objetivo.

En el inicio del segundo tiempo Argentina se paró más adelante, con Mascherano y Verón parados en campo contrario y Uruguay llegando con remates de larga distancia, como uno de Forlán que Romero siguió bien de cerca paralizando los corazones de los argentinos en el Centenario.

Y a los dos minutos hubo un quiebre, primero con la explosión del estadio con gol de Chile ante Ecuador, y después con el reclamo de las dos parcialidades, que viendo que sus equipos no jugaban a nada pidieron cambios.

Los uruguayos reclamaron a viva voz la presencia del "Cebolla" Rodríguez y los argentinos pidieron la presencia de Martín Palermo.

El juego era tan malo que los nervios y la tensión pasaron a segundo plano, para que comience a ganar la decepción por el paupérrimo espectáculo.

Con el correr de los minutos los uruguayos comenzaron a desesperarse y Argentina en la contra tenía espacios y la sensación de todos en el Centenario era en ese momento que si Messi se despertaba se terminaba la historia de este clásico sudamericano.

A los 30 minutos del segundo tiempo Maradona marcó que buscaría para el último cuarto de hora del partido, porque sacó a Di María, de los pocos que iban para delante, y mandó a la cancha a un lateral que cada vez que jugó de volante lo hizo mal, Fabián Monzón.

Desde la tribuna los hinchas argentinos reclamaban a los gritos la presencia de Palermo, pensando que con el goleador de Boca el seleccionado nacional jugaría a lo grande, como marca su historia, atacando, perdiendo o ganando, como dice el dicho, con "las botas puestas".

Pero Maradona sacó de la cancha a Higuaín y mandó a Mario Bolatti, cuya presencia se imponía pero no por el centrodelantero.

Sin embargo, el fútbol tiene cosas impredecibles y entonces Cáceres le cometió una falta de amarilla a Jonás, recibió la segunda amonestación, fue expulsado y de ese tiro libre llegó el gol de Bolatti, quien con los ojos bien abiertos dentro del área mandó la pelota suavemente al fondo de la red.

Argentina fue ese gol de Bolatti y nada más. Jugó en el Centenario como si no tuviera historia, pero le alcanzó para clasificarse, después de las dudas, al mundial de Sudáfrica.

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