viernes, junio 13, 2008

Basile habla sobre Riquelme

Riquelme es un indiscutido". A partir de esa frase de Basile, que suena terminante, definitoria en una discusión de café, hay que ubicar el punto de partida para entender la devoción del Coco por Román. La sentencia de Alfio se dio en la conferencia de prensa de ayer, pero se le podría trocar la fecha de copyright y nadie notaría la diferencia: JR es el mimado, el jugador fetiche, la debilidad del DT más allá del disfrute que le generan sus chiquitos Messi y Agüero. Sí, Riquelme es el Maradona de Basile...

La historia de Romy en este segundo ciclo del Coco da sobradas pruebas de esto. Alfio lo eligió como su primer capitán, en el 0-3 londinense ante Brasil, Román le renunció a los pocos días pero seis meses después, cuando su nivel en la Libertadores 07 bajó al mínimo su nivel de impopularidad, volvió al equipo a horas de viajar a la Copa América y sin tener que disculparse.

Cero rencor de parte del Coco... Y cuando lo único que Román hacía parecido al fútbol profesional era patear tiros libres en la cancha auxiliar del Villarreal, Basile le siguió dando la 10. No podría hablarse de privilegio maradoniano, como los que el Diego solía gozar, derecho divino del más grande, pero sí de una excepción. El propio Basile lo dijo: "Los jugadores tienen que jugar en sus clubes". Claro, salvo su "Maradona". Y ojo, que él fue honesto para admitirlo, para anunciar que se la jugaba. Y a la luz de lo que se vio contra Chile, Venezuela y Bolivia, la apuesta pagó...
Es que los números avalan que Román sea un distinguido: nueve goles en diez partidos, que lo convierten en goleador del ciclo; 7,10 de Promedio Olé, que lo hacen el jugador con mejor registro de esta etapa del Coco.

La jornada de ayer fue una nueva prueba de lo que significa Romy en este proceso. Por los conceptos que se extraen de la dialéctica del Coco en la conferencia y tras lo que se pudo espiar horas más tarde, en la primera práctica de fútbol antes de Ecuador y Brasil. Primero, el seleccionador informó que JR está revirtiendo su déficit de peso.

"Ya subió 500 gramos. Trataremos de que suba un poquito más. Pero lo importante es que está con unas ganas bárbaras y eso es fundamental", contó Coco. Así, estaría quedando como 1,5 kilo por recuperar. Sería algo ideal aunque no determinante para poder cumplir con el deseo del cuerpo técnico de tenerlo en los dos partidos.

Luego, siguió la banca conceptual. Se le insinuó que se estaba instalando el debate sobre si Riquelme no "enlentecería" al equipo que se vio veloz, lúcido y efectivo para golear a México...
"Ese debate es de ustedes, quédense tranquilos...

Estando bien va a jugar. Riquelme es un indiscutido", sentenció Coco. Y la siguió cuando le preguntaron si los seleccionados europeos no jugaban a otro ritmo: "Puede ser que ellos jueguen más rápido, pero el ritmo de un partido lo das vos cuando tenés la pelota. No todo es correr en el fútbol, hay que jugar y pensar". ¿Quién se le pasaría por la cabeza a Basile cuando desmenuzaba la idea? Clarito...

Lo que vino después fue la comprobación fáctica. En la prueba de fútbol, adentro Román, adentro Verón y otra vez al clásico 4-3-1-2 (¿variará para Belo Horizonte?). La prueba fehaciente de que "cambia el sistema pero los nombres son los mismos", como dice Coco, y no al revés. Y aunque sin Romy haya dado satisfacciones el 4-4-2 con el que se le ganó a Francia o el reciente 3-4-3 que vapuleó a México, si está Román, a jugar con enganche y esquema clásico.

Basile ya tiene el partido del domingo en la cabeza: "Ocupar bien el ancho de la cancha porque con la línea de cinco volantes te van por afuera, tener la pelota en el medio para que les llegue a los chiquitos y que ellos hagan la diferencia en el área". Y para que eso funcione, para que los bajitos la rompan, el DT piensa en los "viejitos": en que Zanetti -34 años- salga de la defensa (Ecuador atacará con un punta) y se pare de ocho para que la Bruja -33- se cierre y pueda lanzar. Y, fundamentalmente, en su conductor -a días de cumplir los 30-, en el toque fino y la clase de Román, su Maradona.

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